domingo, 11 de septiembre de 2016

2017: La Nueva, La Vieja o la Buena Política*



“Si querés ser Presidente no te pelees con nadie ni te definas por nada” fue la frase póstuma de un viejo caudillo catamarqueño al candidato riojano allá por fines de los ochenta.
Hoy, algunos políticos siguen ese concepto. Intentan en base a encuestas de opinión estar de acuerdo con lo que la gente piensa para llegar al poder. El problema de la demagogia argentina es que cada vez más la opinión pública es influenciada por la opinión publicada y  va cambiando de pensamiento según pasan las décadas, los meses y hasta los días. Así, la sociedad ha pasado de creer en el Estado de Bienestar de los 80 al Mercado Libre de los 90 y desde ahí al Estado subsidiante de los 2000 y a un nuevo escenario en esta década. Y quienes fueron parte de todos esos procesos difícilmente resistan a un archivo. Confían en la memoria corta de los argentinos, más preocupados por ver programas de entretenimiento que ver los programas de opinión, o más entusiastas de las páginas deportivas que en las que esta nota intenta ser publicada.
Sergio Massa, Militante liberal de los 90, Funcionario Peronista y Cristinista en los 2000, es casi el mejor ejemplo de la demagogia argentina. Tiene a su lado un brillante encantador de serpientes cordobesas y completa su trípode con un economista exitoso pero asumiendo después de una devaluación del 300 por ciento, y transfiriendo al pueblo argentino el endeudamiento en dólares de personas, gobiernos y empresas. Le compite en ese terreno Daniel Scioli, Motonauta en los 80, Mimado del Menemismo en los 90, funcionario de cuanto gobierno hubo en los 2000, mediocre gobernador y, más mediocre aún, candidato en estos últimos años.
Andan pregonando todo lo que la gente quiere escuchar  pero nunca dicen cómo lo hacerlo. Eso lo dejan para el Gobierno. Para eso lo votaron.
Del otro lado está el Gobierno, debatiendo internamente entre lo que se quiere hacer, lo que se debe hacer y lo que se puede hacer. Unos intentando hacer lo que el Presidente quiere a costa de lo que se debe, chocando con lo que se puede y subestimando a la política como instrumento de gestión. Otros marcando que hay que hacer lo que se puede aunque se deba postergar lo que se quiere y casi sucumbiendo a la tentación de buscar el camino más corto o sea la demagogia y el populismo. Un tercer espacio plantea que se puede hacer lo que se quiere, haciendo lo que se debe  pero que para ello hay que nutrirse permanentemente de la realidad que va más allá de los despachos y  que para ello lo técnico debe conjugarse con lo político. Que “politizar lo técnico o tecnificar lo político” es el camino correcto para derrotar la demagogia sin convertirse en antipopular.
Mientras el debate se prolonga más de lo debido en el gabinete nacional y en las fuerzas de Cambiemos, María Eugenia Vidal esta combinado de manera interesante lo que quiere hacer con lo que puede y con lo que debe. Merced a sus acuerdos políticos con la oposición, con los intendentes y con los integrantes de la Alianza que la llevó a dar el mayor batacazo electoral de la historia reciente, ha ensanchado fuertemente su espacio electoral, incorporado a su gobierno una pluralidad interesante y va dando pasos importantes en cambios estructurales en su gestión Provincial. La lucha contra la corrupción, la reforma política y la baja conflictividad de su gestión la llevan a encabezar las preferencias del electorado en la provincia más importante de la Argentina, donde en el 2017 se dará otra vez la mar de las batallas.
En esa misma Provincia está Margarita Stolbizer, a quien el tiempo le dió la razón como a Lilita Carrió pero, a diferencia de ella, no abusa de las denuncias y no elige la confrontación permanente como metodología de instalación mediática. Humilde y coherente, quizá el único error o la única contradicción que haya cometido es su acercamiento a Massa y De la Sota (el tiempo dirá si es así).
Las Elecciones del 2017 no solo mostrarán si la demagogia clásica de la denominada “vieja política” seguirá vigente en esta Argentina donde la política importa a pocos, si prospera la llamada “Nueva Política” basadas solamente en la Gestión y la Comunicación o si nos dará la razón a los que pensamos que no existe una vieja o nueva política sino una buena o mala y que la política buena es simplemente no mentir, no robar e intentar ser útiles a la gente trabajando, escuchando y dando la cara por lo que se cree todos los días, aunque no se tenga más comunicación que la palabra y el oído, el mate compartido y un amigo en cada pueblo o barrio que pueda transmitir nuestras propuestas.
*Humberto Benedetto Parlamentario del Mercosur Por Córdoba, Argentina

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