Analizar la actual gestión municipal puede hacerse desde dos
enfoques: Una forma es mirarla es desde el rol dirigencial que ocupamos y la
otra, que quizá sea la determinante a la hora de las elecciones, desde lo que
piensa la gente.
Desde lo dirigencial, la ciudad y la actual intendencia se avizora
como algo sin objetivos generales visibles, una especie de “Imperiolandia” en
el que se muestra mucho pero se hace poco en virtud de resolver los problemas más
importantes, magnificando pequeños hechos como grandes realizaciones, que no
son otras que las cosas que cotidianamente debería realizar un gobierno
municipal.
Este gobierno se presentó hace dos años como “El Verdadero Cambio
y la gente mayoritariamente confió en sus palabras, mas cargadas de críticas
que de propuestas y con un buen candidato que parecía ser buena persona. Las críticas
eran siempre las mismas: La ciudad Oscura, Rota y Sucia y en cada emisión de
letras que realizaba el gobierno anterior, señalaban hasta el cansancio que se gastaba
mucho y mal.
A pesar de llevar
cuatro años diciendo lo mismo, no se esperaba que al asumir el gobierno las
propuestas o las acciones de gobierno en los temas más determinantes no
aparecieran, con un equipo que parece haber comenzado a entender de que se
trata gobernar recién cuando se hicieron cargp. El verdadero cambio fue
entonces apenas un cambio de opinión: la Cotreco que se iba se quedó, los
contratados que se quedarían se fueron y lo más importante fue que los gastos
en esto ítem crecieron lejos de bajar.
El endeudamiento de la municipalidad no solo creció en millones sino que además
pasó a dólares, pese a la advertencia de la oposición. A pesar de tener un apoyo
nacional y provincial como nunca tuvo alguna gestión anterior, los gastos se
multiplican y lo peor es que el Municipio ha perdido algo que siempre tuvo: La
independencia de recursos. Cuando se analiza el presupuesto, el mismo cada vez
tiene más componentes en ayudas nacionales y provinciales (siempre riesgosas) y
menos ingresos propios.
La otra manera es analizar la gestión es en función de los
problemas de la gente, la que luego de un tiempo prudencial hemos vuelto a
contactar en pos de construir un proyecto alternativo para el 2020.
Lamentablemente La ciudad sucia, rota y oscura no ha tenido, según nos dicen
los vecinos, modificación alguna. Pero además se sumaron a dichos problemas los
referidos al tránsito y el transporte público, los ligados a la ecología y
también en el último año, una especie de desarticulación con las organizaciones
de la ciudad, con la excepción de aquellas denominadas “prestigiosas” o con
capacidad de llegar a los medios. Si a estos problemas propios, le agregamos la
creciente ciudad insegura y la desde hace muchos años, ciudad informal, problemas
determinantes para la sociedad del futuro, claramente proponer un modelo de
ciudad de cara a las próximas elecciones municipales no será tarea sencilla si
este gobierno va a seguir sin resolver ninguno de estos problemas.
La diferencia entre la imagen del intendente y su gestión, es
quizá la mayor preocupación. La transparencia que el intendente pregona, no
tiene nada que ver con los actos de sus funcionarios, que ya motivó la
separación de diez de ellos por motivos que no se han esclarecido totalmente.
La humildad de sus acciones no se condice con la soberbia de
algunos de sus funcionarios, que lejos de buscar el dialogo prefieren
automatizarse en sus propios pensamientos. Y la presencia del intendente en
cada lugar de la ciudad, algo valorable, no se condice con las audiencias
otorgadas a los vecinos, cada vez más derivadas a funcionarios de menor rango
pero con apariencia de mayor poder.
Pero los Gobiernos duran cuatro años y para juzgar
definitivamente deberemos esperar el veredicto que verdaderamente importa: El
de los riocuartenses con su voto.
Dicen que en los primeros dos años un gobierno debe
compararse con su antecesor, y los dos últimos con lo que proponen los que intentan
sucederlo. A primera vista ambas comparaciones por ahora favorecen a LLamosas,
pero cabe preguntarse: Como sería el Gobierno actual, en las circunstancias de
colaboración cero de la gestión anterior? Y Como hubiera sido la gestión
anterior con los beneficios recibidos por la actual?. Cuál será la visión de la
gente sobre la gestión de Llamosas, en las aguas turbulentas que se avecinan,
con pocas obras propias y con un endeudamiento y déficit como todo indica que
ocurrirá en los años venideros?
Pero como dicen en el
futbol los triunfos electorales no se merecen sino que se hacen. Un triunfo electoral es consecuencia de las
virtudes y los defectos de quienes se presentan. Desde nuestra posición creemos
que ser buena persona no necesariamente significa ser buen intendente pero que
tampoco la gente va a cambiar de timón en 2020 si al frente no se presenta un
proyecto de ciudad que intente mirar al futuro, resolviendo los problemas del
presente y un equipo que garantice que lo que se diga en campaña se realice al momento de asumir.
En eso estamos.
Humberto Benedetto
Parlamentario del Mercosur
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